Espacio Territorial

Albeiro Camayo tu legado por defender el territorio será nuestra lucha

Hoy, con el acompañamiento de la guardia indígena de las 139 comunidades que hacen parte del Consejo Regional Indígena del Cauca, las autoridades tradicionales, familiares, amigos y vecinos regresa a la madre tierra el cuerpo de José Albeiro Camayo Güetio luego de haber cumplido un destacado papel al servicio de la comunidad en el proceso de control social en su territorio de las Delicas, Municipio de Buenos Aires en el Norte del Cauca.
Camayo Güetio, el hombre de baja estatura, contextura delgada, tez cobriza y curtida por el sol, pausado al hablar pero enérgico cuando se trataba de defender a su pueblo había nacido un 6 de octubre de 1979 en este territorio norte caucano y al lado de sus padres y familiares se había formado en la lucha por la tierra, la defensa de sus valores culturales y muy especialmente por el derecho a la vida y los derechos humanos.

En ese camino por la recuperación de la tierra, el fortalecimiento de la autoridad tradicional y la defensa del territorio ingresó a la guardia indígena en el resguardo de las Delicias para luego llegar a la coordinación local, zonal en el norte del Cauca y en la regional a través del Consejo Regional Indígena del Cauca. En este ejercicio se ganó muchas amistades pero tambien muchos enemigos que veían en el control territorial un obstáculo para el fomento de los cultivos de uso ilícito, la minería y el reclutamiento de jóvenes a los grupos armados. Este hecho le originó varios atentados por parte de grupos armados ilegales de los que había resultado ileso pero del que no pudo evitar el pasado lunes 24 de enero cuando precisamente buscaba la salida de un grupo disidente de la columna Jaime Martines de las FARC.

Sus compañeros y comuneros lo recuerdan por su apoyo decidido a los procesos comunitarios, la defensa territorial, la resistencia ante la pretendida ocupación por los grupos armados y por la forma como orientó a la juventud para mantener vivo el legado de los mayores en este caminar organizativo, José Albeiro, hijo de MIguel y Evelia además de dejar sumida en la tristeza a una comunidad, a la guardia indígena que orientó en diferentes espacios deja en a orfandad a una familia y especialmente a sus hijos Yarilsa, yerely, Juan Carlos, Jhoiner Fernando y Arly y se marcha a la eternimada para encontrarse con su hijo Jamilson quien le había tomado la delantera en este corto camino.

José Albeiro partió del mundo terrenal satisfecho con el deber cumplido, disfrutando del calor de sus compañeros y amigos que siempre orientó, murió defendiendo el territorio, mostrando que los derechos de los pueblos indígenas no se negocian y que por el contrario se hacen respetar así se tenga que ofrendar la propia vida..

Por la carretera que del sitio el LLanito en el corregimiento de Mondomo conduce al resguardo de las Delicias en el municipio de Buenos Aires nunca han recorrido tantos vehículos de diferentes marcas, modelos y estilos así como motocicletas de variados cilindrajes. Una carretera que siempre se mantiene con recursos que la propia comunidad recaudaba por medio de un puesto de control y olvidada por el gobierno, ahora es testiga muda del dolor, de la rabia de las lágrimas pero también de la fortaleza de sus gentes que estan dispuestas a defender sus territorio así sea a costa de su propia vida.
Por esa vía y luego por una trocha han circulado centenares de personas de todo el departamento del Cauca que quieren tributar un homenaje póstumo al guardia indígena José Albeiro Camayo Güetio pero, mas que eso por recordar la férrea oposición que tuvo a la presencia de los grupos armados y los cultivos de uso ilícito que finalmente lo llevaron hasta la tumba.

En ese extenso desfile frente a su féretro destacaron el valor que tuvo para la defensa de su territorio, la firmeza frente a los actores armados pese a que sabía que lo habían condenado a muerte y que aún así estaba dispuesto a seguir en el ejercicio del control territorial. Infortunadamente, dijeron, son mas los comuneros que llevan la lápida esculpida por los grupos armados al servicio del narcotráfico porque tampoco se niegan a ceder a sus pretensiones y por el contrario mantienen su voz firme para buscar que los dejen vivir en paz.

En toda la región se conoce con nombre propio los responsables de los últimos crímenes en este resguardo, lo dicen en los corrillos en medio del miedo propio de saber de la muerte de su vecino, de su hermano, su compañero o su amigo. Claro que luego de tomar bocanadas de aire levantan la voz para decirles a los alzados en armas que no les callarán, que no los doblegarán con las amenazas y que la defensa del territorio será una constante como ha ocurrido en sus 51 años de lucha organizada.

Por: comunicaciones CRIC

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